lunes, 31 de mayo de 2010
Atentado de Israel a barco humanitario...
Piensen en lo que defienden los comunistas...
Tengo que confesar que al poner las imagenes lloré por la sensación de impotencia.
Oso Gris
Jorge Alberto Lizama Guandique
viernes, 28 de mayo de 2010
martes, 25 de mayo de 2010
2
era el funcionario público. Con la tenacidad propia de un hombre, ya casi envejecido en la
adolescencia por las penalidades de la vida, se aferró el muchacho a su resolución de llegar a ser
funcionario y lo fue. Creo que poco después de cumplir los 23 años, consiguió su propósito.
Cuando finalmente a la edad de 56 años se jubiló, no habría podido conformarse a vivir
como un desocupado. Y he ahí que en los alrededores de la población austríaca de Lambach,
adquirió una pequeña propiedad agrícola; la administró personalmente y así volvió después de una
larga y trabajosa vida a la actividad originaria de sus mayores.
Fue sin duda en aquella época cuando forjé mis primeros ideales. Mis ajetreos infantiles al
aire libre, el largo camino a la escuela y la camaradería que mantenía con muchachos robustos, que
era frecuentemente motivo de hondos cuidados para mi madre, pudieron haber hecho de mí
cualquier cosa menos un poltrón.
Si bien por entonces no me preocupaba seriamente la idea de mi profesión futura, sabía en
cambio que mis simpatías no se inclinaban en modo alguno a la carrera de mi padre. Creo que ya
entonces mis dotes oratorias se ejercitaban en altercados más o menos violentes con mis
condiscípulos. Me había hecho un pequeño caudillo que aprendía bien y con facilidad en la escuela,
pero que se dejaba tratar difícilmente.
En el estante de libros de mi padre encontré diversas obras militares, entre ellas una edición
popular de la guerra franco-prusiana de 1870-71. Se trataba de dos tomos de una revista ilustrada de
aquella época e hice de ellos mi lectura predilecta. Desde entonces me entusiasmó cada vez más
todo aquello que tenía alguna relación con la guerra o con la vida militar.
Pero también en otro sentido debió esto tener significación para mí. Por primera vez -aunque
en forma poco precisa- surgió en mi mente el interrogante de si realmente existía y, caso de existir,
cuál podría ser, la diferencia entre los alemanes que combatieron en la guerra del 70 y los otros
alemanes –los austríacos-. Me preguntaba ¿por qué Austria no tomó también parte en esa guerra al
lado de Alemania? ¿Acaso no somos todos lo mismo?, me decía yo. Este problema comenzó a
preocupar mi mente juvenil. A mis cautelosas preguntas debí oír con íntima emulación la respuesta
de que no todo alemán tenía la suerte de pertenecer al Reich de Bismark.
Esto era para mi inexplicable
*
**
Se había decidido que estudiase.
Por primera vez en mi vida, cuando apenas contaba once años, debí oponerme a mi padre. Si
él en su propósito de realizar los planes que había previsto, era inflexible, no menos implacable y
porfiado era su hijo para rechazar una idea que nada o poco le agradaba.
¡ Yo no quería llegar a ser funcionario!.
Aun hoy mismo no me explico como un buen día me di cuenta de que tenía vocación para la
pintura. Mi talento para el dibujo se hallaba tan fuera de duda, que fue uno de los motivos que
indujeron a mi padre a inscribirme en un colegio de enseñanza secundaria; pero jamás con el
propósito de permitirme una preparación profesional en ese sentido.
Mis certificados escolares de aquella época registraban calificaciones extremas, según la
materia de mi afición. Mis mejores notas correspondían al ramo de geografía y aún más todavía al
de historia universal; en estos ramos predilectos era yo el sobresaliente en mi clase.
Cuando ahora, después de transcurridos tantos años, hago un balance retrospectivo de
aquella época, dos hechos resaltan como los más importantes:
1º ME HICE NACIONALISTA.
2º APRENDÍ A COMPRENDER Y A APRECIAR LA HISTORIA EN SU
VERDADERO SENTIDO.
La antigua Austria era un Estado de nacionalidades diversas.
En realidad –por lo menos en aquel tiempo- un súbdito alemán del Reich no penetraba la
significación que este hecho tenía para la vida cotidiana del individuo bajo la égida de un Estado
semejante. Al tratarse del elemento austroalemán, solíase confundir con suma facilidad la dinastía
degenerada de los Habsburgo con el núcleo sano del pueblo mismo.
La generalidad no se daba cuenta de que si en Austria no hubiese existido un núcleo alemán
de sangre pura, jamás habría tenido el germanismo la energía suficiente para imprimirle su sello a
un Estado de 52 millones de habitantes de diverso origen, y esto en un grado de influencia tan
grande, que en Alemania mismo llegó a formarse el errado concepto de que Austria era un Estado
Alemán. Un absurdo de graves consecuencias, pero al mismo tiempo un brillante testimonio para
los 10 millones de alemanes que habitaban en la Marca del Este. En Alemania, sólo muy pocos
sabían de la eterna lucha por el idioma, por la escuela alemana y por el carácter alemán. Como en
toda lucha (en todas partes y en todos los tiempos), también en la pugna por la lengua que existía en
la antigua Austria, habían tres sectores; los beligerantes, los indiferentes y los traidores. Claro
está que yo entonces no me contaba entre los indiferentes y pronto debí convertirme en un fanático
nacionalista alemán.
Esta evolución en mi modo de sentir hizo muy rápidos progresos, de tal manera que ya a la
edad de quince años puede comprender la diferencia entre el “patriotismo” dinástico y el
“nacionalismo” popular y desde aquel momento sólo el segundo existió para mí.
¿Acaso no sabíamos ya desde la adolescencia que el Estado austríaco no tenía ni podía tener
afección hacía nosotros, los alemanes? La experiencia diaria confirmaba la realidad histórica de la
acción de los Habsburgo. En el Norte y en el Sur, el veneno de las razas extrañas carcomía el
organismo de nuestra nacionalidad y hasta la misma Viena fue visiblemente convirtiéndose, cada
vez más, en un centro anti-alemán. La casa de los Habsburgo tendía por todos los medios a una
chequización y fue la mano de la diosa de la Justicia eterna y de la ley de compensación inexorable
la que hizo que el enemigo más encarnizado del germanismo en Austria, el Archiduque Francisco
Fernando, cayera precisamente bajo el plomo que él mismo ayudó a fundir. Francisco Fernando era
nada menos que el símbolo de la tendencia ejercitada desde el mando para lograr la eslavización de
Austria.
En la desgraciada alianza del joven Imperio alemán con el ilusorio Estado austríaco, radicó
el germen de la guerra mundial y también de la ruina.
A lo largo de este libro, habré de ocuparme con detenimiento del problema, Por ahora,
bastará establecer que ya en mi primera juventud había llegado a una convicción que después jamás
deseché y que más bien se ahondó con el tiempo: era la convicción de que la seguridad inherente a
la vida del germanismo suponía la destrucción de Austria y que, además, el sentir nacional no
coincidía en nada con el patriotismo dinástico, finalmente, que la Casa de los Habsburgo estaba
predestinada a hacer la desgracia de la nación alemana.
Ya entonces deduje las consecuencias de aquella experiencia: amor ardiente para mi patria
austro-alemana y odio profundo contra el Estado austríaco.
en el hogar poaterno (solo para los que saben de que estoy hablando)
Inn; Braunau, situada precisamente en la frontera de esos dos Estados alemanes, cuya fusión se nos
presenta – por lo menos a nosotros los jóvenes – como un cometido vital que bién merece realizarse
a todo trance.
La Austria germana debe volver al acervo común de la patria alemana, y no por razón
alguna de índole económica. No, de ningún modo, pues, aun en el caso de que esa unión
considerada económicamente fuese indiferente o resultase incluso perjudicial, debería llevarse a
cabo, a pesar de todo. Pueblos de la misma sangre corresponden a una patria común. Mientras
el pueblo alemán no pueda reunir a sus hijos bajo un mismo Estado, carecerá de un derecho,
moralmente justificado, para aspirar a una acción de política colonial. Sólo cuando el Reich
abarcando la vida del último alemán no tenga ya la posibilidad de asegurar a éste la subsistencia,
surgirá de la necesidad del propio pueblo, la justificación moral de adquirir posesión sobre tierras en
el extranjero. El arado se convertirá entonces en espada y de las lágrimas de la guerra brotará para
la posteridad el pan cotidiano.
La pequeña población fronteriza de Braunau me parece constituir el símbolo de una gran
obra. Aun en otro sentido se yergue también hoy ese lugar como una advertencia al porvenir.
Cuando esta insignificante población fue –hace más de cien años- escenario de un trágico suceso
que conmovió a toda la nación alemana, su nombre quedó inmortalizado por los menos en los
anales de la historia de Alemania. En la época de la más terrible humillación impuesta a nuestra
patria rindió allá su vida por su adorada Alemania el librero de Nüremberg, Johannes Philipp Palm,
obstinado “nacionalista” y enemigo de los franceses1. Se había negado rotundamente a delatar a sus
cómplices, jejor dicho a los verdaderos culpables. Murió, igual que Leo Schlagetter, y como éste,
Johannes Philip Palm fue también denunciado a Francia por un funcionario. Un director de la
policía de Augsburgo cobró la triste fama de la denuncia y creó con ello el tipo que las nuevas
autoridades alemanas adoptaron bajo la égida del señor Severing2.
En esa pequeña ciudad sobre el Inn, bávara de origen, austríaca políticamente y ennoblecida
por el martirologio alemán vivieron mis padres allá por el año 1890. Mi padre era un leal y honrado
funcionario, mi madre, ocupada en los quehaceres del hogar, tuvo siempre para sus hijos invariable
y cariñosa solicitud. Poco retiene mi memoria de aquel tiempo, pues, pronto mi padre tuvo que
abandonar ese pueblo que había ganado su afecto, para ir a ocupar un nuevo puesto en Passau, es
decir, en Alemania.
En aquellos tiempos la suerte del aduanero austríaco era “peregrinar” a menudo; de ahí que
mi padre tuviera que pasar a Linz, donde acabó por jubilarse. Ciertamente que esto no debió
significar un descanso para el anciano. Mi padre, hijo de un simple y pobre campesino, no había
podido resignarse en su juventud a quedar en la casa paterna. No tenía todavía trece años, cuando
lió su morral y se marchó del terruño. Iba a Viena, desoyendo el consejo de aldeanos de
experiencia, para aprender allí un oficio. Ocurría esto el año 50 del pasado siglo. ¡Grave resolución
la de lanzarse en busca de lo desconocido sólo provisto de tres florines! Pero cuando el adolescente
cumplía los diez y siete años y había realizado ya su examen de oficial de taller para llegar a ser
“algo mejor”. Si cuando niño, en la aldea, le parecía el señor cura la expresión de lo más alto que
viernes, 7 de mayo de 2010
de cara al sol...
Es un angel que va cabalgando, cabalgando con brio y valor va cantando las tristes historias de una guerra que ya termino. Primavera lejos de mi patria, primavera lejos de mi amor, primavera sin flores y sin risas, primavera a orillas del Volchov. y sus aguas que van al Ladoga, van cantando esta triste cancion cancion triste de amor y de guerra, cancion triste de guerra y amor cuando ebrio avanza el enemigo y con voz te ataca sin valor rasga el aire mas fuerte que la metralla las estrofas de mi cara al sol cara al sol cancion antigua y nueva cara al sol es el himno mejor cara al sol y morir peleando que mi patria asi me lo pidio. si en la lucha no quedara roto marcharia a la legion de honor montaria la guardia de los luceros. formaría junto al mejor, montaria la guardia de los luceros, formaría junto al mejor... |
Feliz dia....
miércoles, 5 de mayo de 2010
Seguimos creciendo
!!!!! Sieg Heil !!!
Que podemos hacer?
Hermanos cristianos gracias por estar rezando por la conversión de todo el país, pues sus oraciones sin acción solo son basura…
Nuestros Maestros…
Soy Nacionalista
Nací en El Salvador en el año de 1972, mis padres a pesar de su bajo nivel educativo 3ºy 6º grado respectivamente me incentivaron a que me superara y lograra un nivel academico superior y de hecho lo lograron, pero esa es otra historia.
Aproximadamente a los seis o siete años un amigo de mi Padre le recomendo que pusiera a estudiar aleman, obvio no tenia Yo ni la menor idea de que estaba hablando ese señor, a los 8 años es decir en el año 80, por ser criado en la colonia zacamil, del municipio de mejicanos, aprendí palabras nuevas para mi como " igualdad, fraternidad, pobreza, oligarquia, equidad, injusticia, y mas", pero tambien escuche " Orgullo, Patria, Deber, Honor, Trabajo, Esfuerzo, Logro, Sacrificio y Mérito", la juventud de esa epoca a la cual Yo no calificaba aún. Estaba inmersa en ideas locas y llenas de envidias hacia las personas con mayor solvencia economica... lo expreso entre comillas pués hasta ahora sigo creyendo que los inicios del conflicto armado en mi Pais no fueron mas grandes que las muestras de alienación y malinchismo caracteristico de los tontos. Aqui estaban " In " los que se definian hippies o revolucionarios todos aquellos drogadictos y sabios de cantina, que luciendo algunos tortillas tiezas en el cuello estaban en la onda desperdiciando su vida productiva, excelente caldo de cultivo para ideas " diferentes ", prefiero definir diferentes para no redundar en estupidas...
Está de mas decir quienes fueron los heroes de la juventud de esa epoca y como si estos no fuerán lo suficiente enajenados que ademas planteaban la idea de la fuerza o la violencia fisica era la unica manera en la que pudieran expresarse, se hacian tomas de la Universidad de EL Salvador, oficinas, radioemisoras, iglesias grandes como catedral, quema de buses, bombas de propaganda y otras "gracias de los muchachos", me toco a fuerza crecer en ese pais violento que se decia nunca podria ser libre, sin darse cuenta que todo lo que deseabamos estaba al alcance de nuestras manos.
Con el tiempo al convertirme en un joven de 16 años despues de estudiar un par de libros y ademas preguntar a las personas adultas que estaban en mi entorno incluido el Sr. qe les comente al inicio, deseaba entender el porque y el como de mi definición politica e ideologica, por suerte para mí Papá nos llevo a un discurso que dió el expresidente General Carlos Humberto Romero posterio a esto ya estaba activo en la vida politica el Mayor Roberto D´abuisson, lider indiscutible de ARENA, esto me dio la oportunidad de escucharlo en un mitín, despues de escuchar a ambos me interese mas en la ideas de derecha cuando cumplí 18 años formé parte de la Juventud Republicana Nacionalista, y me ayudo a incrementar mi amor por El Salvador conocí muchos departamentos de la Republica y al conversar con muchos lugareños me reencontre con el Orgullo que implica saber que por mis venas pasa sangre de personas que siempre estan dispuestas a trabajar para conseguir una mejor situación para su familia. (1ª parte)